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viernes, 24 de octubre de 2014

Marcapáginas - Canción de hielo y fuego, de George R. R. Martin (I)

Primero: sí, ahí arriba pone (I), que significa que esto es una primera parte, y sí, eso significa que este testamento sólo es media reseña. Sé que soy un poco pesada, pero... ¡si quisiera escribir opiniones de una frase usaría Twitter en vez de un blog!

Segundo: Efectivamente, el enésimo intento de resucitar "El arte de soñar"... Vale, una cosa: sería muy caradura por mi parte echarle toda la culpa de mi falta de constancia a George R. R. Martin, porque no sería verdad: si llevo tanto tiempo sin escribir nada aquí es, como siempre, porque se me da fatal la disciplina de intentar publicar una entrada a la semana, que es lo que pretendía. Ahora bien, hace unos meses estaba empezando a conseguir una especie de ritmo, y de lo que sí puedo culpar un poco a Martin es de cortarme ese ritmo en aquel momento con la lectura de sus libros, con lo que me resultó más difícil retomarlo luego. En fin, todo esto es para decir que, por esa razón, me pareció adecuado que la primera entrada en varios meses fuese para hablar de esta saga.

Tercero: Esta reseña está LIBRE DE SPOILERS... MÁS O MENOS. Qué explicación más útil, la mía. A ver, no revelo nada en concreto, sólo hablo un poco de cómo está estructurada la historia a lo largo de los libros y hago alusión a un par de eventos importantes para hablar de cómo fue mi reacción, pero no explico lo que pasa. He intentado expresarlo de forma que si has leído los libros / visto la serie entiendas a qué me refiero, pero que en caso contrario no tengas idea de qué estoy hablando. De todas formas, si no te fías de mi criterio y estás en una fase de pánico al mínimo spoiler (que lo entendería, lo he vivido) no hace falta que leas esto. Igualmente, solo hablo de mi reacción inicial durante la lectura. Si lo que te interesa es saber lo que pienso realmente de Canción de hielo y fuego, vas a tener que esperar a la siguiente entrada.


Madre mía, ni para un preámbulo consigo ser breve... En fin, se acabó la letra morada. ¡Vamos al asunto!


Seré honesta: sólo leer el título de esta entrada me agota. Esta reseña va a ser un poco diferente a lo que normalmente publico en esta sección (nota: ese “normalmente” después de seis meses sin publicar nada es muy irónico, y no en el buen sentido), porque en este blog casi siempre he hablado de libros con los que tenía muy clara mi opinión, de modo que ponerla por escrito no resultaba tan difícil. Éste no es el caso, y por eso me temo que cualquier intento de brevedad se va a ver frustrado por lo mucho que tengo que decir acerca de esta saga. Sí…  creo que ésta va a ser una de esas reseñas-testamento que a nadie le apetece leer. Pero espero que lo comprendáis: al fin y al cabo, si George R. R. Martin necesita cinco libros tan gordos que podría hacer una escalera hasta mi casa con ellos (vivo en un cuarto) para contar su historia, entonces no es tan extraño que yo necesite más de un par de páginas para decir mi opinión.

Bueno, ya le he dedicado suficiente espacio a mis excusas para ser pesada. Hablemos de Canción de hielo y fuego, la saga de fantasía también conocida como “Juego de Tronos” por su adaptación televisiva, o también conocida como el asombroso matadero literario que tiene a sus fans en vilo desde… espera, ¿cuándo se publicó el primer libro? ¿¿1996?? No me lo puedo creer. En serio, antes de continuar quiero transmitir mi más perpleja admiración a aquellos lectores que lleváis desde entonces esperando la conclusión de esta historia y aguantando el tiempo entre publicación y publicación. ¿Cómo lo habéis soportado? ¡Os merecéis una medalla, y que George R. R. Martin os la ponga en persona!

Vamos al grano (casi puedo oír las voces diciendo: “¡sí, tú!”). Supongo que lo más lógico sería empezar hablando de mi reacción a estos libros, así que rebobinaré un poco. Hace un año más o menos, movida por la curiosidad y por las muchas recomendaciones que había recibido, saqué de la biblioteca el primer libro de la saga, Juego de tronos, como lectura veraniega. Ya hablaré más delante de ese tema de las recomendaciones, pero bueno, creo que si pasáis más de una hora al día en Internet os haréis una idea del tipo de comentarios que había oído. Y debo decir que mientras leía los primeros capítulos no entendía a qué venía tanto entusiasmo. Recuerdo pensar: “Vamos a ver, creo que me interesa, pero es que… ¡no me entero de nada! ¿Esto es un libro de fantasía épica o de Historia medieval? ¡El autor no esperará de verdad que me acuerde de los nombres de toda esta gente!” (nota: eso lo pensaba en el segundo o tercer capítulo. Lo sé, inocente es poco). Pero admito que la narración tardó muy poco en engancharme. Y entonces llegué al final, y mi cara debió reflejar la misma perplejidad y sensación de nopuedesernomelocreoesmentira que de seguro sintieron todos los lectores al final de Juego de tronos. No voy a revelar nada, porque si lo has leído ya sabes a qué me refiero, y si no, lo único que necesitas saber es que después de leer aquello no existía la opción de encogerse de hombros y dejar de seguir la historia. No, ya era demasiado tarde para eso. George R. R. Martin me había atrapado a mí también.

He leído toda la saga gracias a la biblioteca, lo cual explica que haya dejado pasar tanto tiempo entre libro y libro, porque estos estaban MUY solicitados. Creo que leí la segunda parte, Choque de reyes, en noviembre, y al hacerlo descubrí algo desolador: al leer los primeros capítulos me sentía tan confusa como con el libro anterior. ¡Se me habían olvidado un montón de detalles importantes! Ahí me di cuenta de que los libros de Martin suponen un problema para aquellos seres humanos cuya capacidad cerebral nos obliga a ir reciclando un poco lo que no usamos a diario. ¿Quién leches era Theon Greyjoy? ¿Dónde estaba Harrennal? ¿En qué bando estaban éste y aquél al final del último tomo? Sí, estaba muy perdida y un poco frustrada. Al final me fui enterando, a base de practicar la paciencia y echar un ojo a los apéndices de vez en cuando. Pero a partir de entonces empecé a tomar notas al final de cada libro para poder revisarlas y hacer memoria antes de leer el siguiente. Quiero señalar que esto es algo que nunca había tenido que hacer con ninguna otra lectura, ni siquiera durante los seis o siete años que estuve esperando para saber qué le ocurriría a Harry Potter.

Para leer Tormenta de espadas tuve que esperar bastante más, creo que por lo menos hasta marzo o abril (¿tenéis idea de lo difícil que fue evitar los spoilers durante todo ese tiempo?), y esta vez mis notas salvadoras consiguieron que la lectura de los primeros capítulos fuese mucho más sencilla. Es decir, tan sencilla como podía serlo tratándose de Canción de hielo y fuego; tampoco nos emocionemos. El ritmo de esta tercera parte era como el de tres montañas rusas seguidas. He leído que es el libro favorito de la mayoría de los fans, y creo que entiendo por qué: es un no parar de pasar cosas en ningún momento. No lo leí: lo devoré. La segunda mitad (la mayoría de ediciones dividen este tercer libro en dos partes, supongo que para que los lectores no tengan que ponerle refuerzo metálico a la mesita de noche donde dejan el libro a eso de las tres de la mañana) la leí en menos de una semana. ¿Y cómo me pagó George R. R. Martin semejante dedicación, interés y entusiasmo por su obra? Con la Boda Roja. La… Boda… Roja. Creo que barrí el suelo con la mandíbula. ¡¿LA BODA ROJA?! ¿Este hombre disfrutaba haciéndome sufrir o qué? Ahora en serio, sé que en esta reseña estoy tirando mucho de la exageración, pero esto es literal: ese día me enfadé tanto con el libro que lo dejé en la mesa del salón y no avancé con la lectura hasta el día siguiente, cuando me rendí y acepté que tenía que seguir leyendo igualmente. Ya he dicho que una vez que has empezado con Canción de hielo y fuego eso de dejar de leer no es una opción.



En fin, terminé ese libro, escribí mis notas salvadoras totalmente deprimida y me fui a la biblioteca para apuntarme en la lista de préstamos del siguiente tomo. Éste, afortunadamente, sólo me hizo esperar unas pocas semanas. Ahora bien, después de lo que había pasado en Tormenta de espadas yo estaba convencida de que George R. R. Martin ya no podía sorprenderme con nada. Estaba segura de que había aprendido a esperarme cualquier cosa, lo que fuera, no era posible que algo me pillase por sorpresa. Y he aquí un hecho curioso: nada más leer la página del índice ya estaba sorprendida. ¿Por qué? Bueno… Un detalle importante de esta saga es que los personajes a través de los cuales se narra la historia no son uno ni dos, sino alrededor de quince. Lo llamativo de este volumen, Festín de cuervos, era que el autor aparta por completo el foco de atención de algunos de los personajes más importantes (aunque esto de la importancia de los personajes es relativo, ya hablaremos de por qué) y se centra en otras subtramas. Aún más curioso me pareció que, por lo visto, el quinto libro no sería una continuación de éste, sino una narración paralela que se centraría en el resto de personajes y subtramas. Vamos, que la división entre los dos últimos libros de la saga es geográfica más que temporal. Debo admitir que me pareció un movimiento inesperado, y que sólo George R. R. Martin puede hacer eso y mantener el nivel de entretenimiento, pero aun así Festín de cuervos es el libro que menos me ha gustado de la saga por una razón en particular: Cersei Lannister se convierte en un personaje con punto de vista narrativo. ¿En serio, Martin? ¿Dedicas tres libros a construir a esta odiosa, manipuladora y repelente reina… y ahora pretendes que le coja simpatía? Admito que era una decisión arriesgada, y supongo que loable, pero al menos conmigo no funcionó. Si algo me demostró este cuarto libro fue lo mucho que echaba de menos a Jon Nieve, a Daenerys… y a Tyrion, claro. Sobre todo a Tyrion.

Por eso empezar a leer Danza de dragones (el último volumen hasta ahora) fue un alivio, como quitarse unos zapatos apretados y ponerse las zapatillas de andar por casa: era entretenido, había acción, pasaban cosas interesantes… Todo bien hasta que recordé: “Ah, es verdad, soy una lectora de Canción de hielo y fuego. No estoy aquí para disfrutar”. Después del tema de la separación de personajes a partir de Festín de cuervos, que aquí ya sabía de qué iba, tardé muy poco en recuperar mi actitud de “ya nada puede sorprenderme”. Terminé el libro con esta misma sensación, mezclada con la frustración de saber que ahora tengo que esperar no sé cuánto tiempo a que se publique Vientos de invierno para saber cómo continúa esto… pero, sobre todo, dándole vueltas en mi cabeza a un interrogante.

¿Me ha gustado esta saga?

(Continúa en la parte II. Si algo me ha enseñado George R. R. Martin es: “si un texto es muy largo, divídelo en dos”).

2 comentarios:

  1. !Me encanta como escribes y te ríes de ti misma! Mola como utilizas la ironía jajaja
    Supongo que leeré la saga, pero cuando tenga tiempo y dinero :P
    Muy buena 1ª parte de la reseña :)

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    Respuestas
    1. Gracias guapa!! :) Y si quieres leértelos tira de la biblioteca... que son muy caros! x) jajaja

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